Wednesday, May 30, 2007

ESTA ES LA CRUDA REALIDAD . . .

¡Fo! por: Juan Carlos Sosa Azpúrua

Tapándome la nariz presencio cómo empresarios y gente con arraigo
generacional en esta tierra, se escurren como lagartijas en las sombras
del poder.

Almuerzan en Miraflores, se retratan con los ministros y se dan codazos
para asistir a las fiestas de traje largo que ofrecen los testaferros del
régimen.

Entregan sus hijas a los brazos de un Morfeo de estiércol, comprándoles
vestidos y joyas para que bailen el vals primaveral de una niña que
desconoce que tanto derroche es posible por la rapiña a la que sus padres
someten los dineros de la nación.

Mucha gente de "sociedad" permite que sus hijos asistan a estas fiestas.
Como babosas comadrejas mueven influencias para que éstos sean invitados.

Recuerdan las fotos de la "coronación" de Carlos Andrés.
Mujeres con apellidos rimbombantes y maridos bien colocados, salían
sentadas muy apretaditas con Fidel Castro, sonrientes y orgullosas,
prostituyendo el alma y entregando los restos de dignidad que pudiesen
tener.

Testaferros compran carros, casas, apartamentos lujosísimos para las
amantes, aviones, empresas, bancos y cualquier otro "muro" que lave la
fortuna mal habida.

Decenas de hombres de negocios, y entre ellos, personas ampliamente
conocidas, herederos de empresas, de padres y abuelos honestos, hoy
inclinan la rodilla y aplauden como imbéciles, y eso es lo que son, las
locuras llamadas "políticas públicas" que se están aplicando en
Venezuela.

Las excusas sobran: Que si "hay que penetrarlos, acercarlos, hacerlos
amigos, para luego
clavarles el puñal". Que si "¿qué quieres que haga, que cierre mí
negocio?", que si "a mí no me interesa la política y además todos los
gobiernos son iguales" y un largo etcétera de intelectualizaciones que no
hacen sino confirmar las razones de nuestro subdesarrollo y el porqué
caminamos directo al precipicio sin final del totalitarismo fascista.

Si de algo ha servido esta hora oscura que vivimos es para encandilar, con
focos de realismo inobjetable, la podredumbre que marca el talante de
muchas personas de la sociedad venezolana.

Esto ha sido como la hora del juicio final, donde han salido algunos
héroes, pero se han
destapado también demasiadas cañerías humanas.

Los héroes han sido abandonados. Han gritado, llorado, perdido hijos,
marchado, demandado, han recibido balas, perdigones, han inhalado todo
tipo de gases, han recibido insultos por doquier y ha sido tildados de
quijotescos, "inocentes", "bolsas" e "ingenuos", han perdido familia y
negocios, han puesto el alma en una lucha sin cuartel, para terminar
arrinconados con el mote de "radicales", que no dudan en ponerle los
"vivos" que si entienden cómo se bate el cobre, que son unos rolo'e'vivos
que se las saben todas y han visto sus fortunas personales multiplicarse
en este lodo infernal en el que nos hundimos todos.

La desgracia de Venezuela es el inmenso grupo de personas que critica,
critica y critica, pero sigue su vida
como si no pasara nada, haciendo negocios y entregando hijas y nombres en
fiestas y desfiles de modas.

A veces cuando se me retuercen las tripas viendo la chabacanería
presidencial, veo en ese patético personaje las caras de muchos de mis
compatriotas. Sentados en sus poltronas, con la barriga bien llena,
insultan al régimen, mientras que ansiosos se anotan en la lista de espera
para hacerle la corte en Miraflores.

jcsa@cantv.net

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