La “política económica” (si es que se puede llamar así) del Gobierno, no sólo se sustenta en el gasto, sino que tiende a ser un gasto cada vez mayor. Debido a su incapacidad para satisfacer las crecientes necesidades de la población en materia de trabajo, vivienda, salud, seguridad y educación, al Gobierno no le queda otra alternativa que otorgar más y más dádivas y subsidios, como vías de compensación.
Un indicio de que se sigue aumentando el gasto, se percibe en las frecuentes solicitudes de créditos adicionales. Anteriormente, las solicitudes de créditos adicionales al extinto Congreso Nacional, no se realizaban sino hasta muy avanzado el año. Sin embargo, este año la primera solicitud llegó a la Asamblea Nacional en febrero, cuando el Ejecutivo pidió (y obtuvo) la autorización para gastar Bs.3,2 millardos adicionales a los Bs.115,2 millardos presupuestados para 2007. Desde entonces, se ha hecho un lugar común que el más manirroto de los gobiernos de Venezuela, se la pase extendiendo su mano al Parlamento pidiéndole “otro millardito más”. También se destinaron $2,6 millardos para la compra innecesaria de la CANTV y la Electricidad de Caracas.
El problema con todo esto es que el Gobierno está abriendo un hueco fiscal, en un momento cuando no se dispone de los recursos para cubrirlo.
Por un lado, el precio del petróleo en vez de subir, está 6% por debajo del precio promedio de 2006. Por otro, para colmo, el Gobierno cometió un “auto-suicidio” en febrero, cuando decretó una rebaja y exoneración al Impuesto al Valor Agregado (IVA), que se calcula representarán una reducción de ingresos del orden del 10% (Bs.12 billones) de lo presupuestado.
Otro indicio del hueco fiscal de Venezuela se encuentra en los nuevos endeudamientos en que el Gobierno de Chávez ha metido al país. La deuda externa aumentó en $2,4 millardos en el primer trimestre. Si a esto se le agrega la emisión de bonos de PDVSA ($7,5 millardos) emitidos en abril, y se le resta lo que se pagó de deuda interna en el primer trimestre ($1 millardo) se tiene que el endeudamiento del país es de $9 millardos, en lo que va de año.
Puede que al Gobierno se le haya terminado, o esté cerca de terminársele, su acceso al crédito. Tomando en cuenta la tibia recepción que han tenido los bonos de PDVSA en el mercado internacional, pareciera que cada vez le será más y más difícil y costoso recurrir a los mercados de deuda.
Todo esto sugiere que Venezuela está a las puertas de una crisis fiscal, la cual en opinión de VenEconomía terminará al igual que en crisis anteriores: en una maxi-devaluación. Cabe recordar que una devaluación sólo beneficia: 1) el Estado exportador, quien recibirá más bolívares por cada dólar de exportación, y 2) al Banco Central, que volverá a contabilizar utilidades cambiarias ficticias.
El gran perdedor en esta torta bolivariana será el consumidor venezolano, que pagará más por menos.
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