La verdad que el teniente coronel tiene sobrada razón, y le cabe derecho, cuando llamó "brutos" a los venezolanos que opinan que su propuesta de reforma constitucional debe ser votada por partes y no en un solo bloque como él lo ha propuesto y que según él mismo así lo establece, claramente y para lectura de analfabetos, la constitución vigente. Y es muy cierto teniente coronel que, según su sabia apreciación, la mayoría de este pueblo, el venezolano, es sumamente bruto. Tan bruto que votó por usted en 1998 creyéndole todas su promesas y esperando que usted haría un gobierno democrático a pesar de haber estado toda su vida militar conspirando contra ese mismo sistema y de haber dado un cruento golpe de Estado en 1992 y apoyado otro ese mismo año. Y no solo bruto fue ese pueblo que votó por usted sino también un grupo importante de hombres y mujeres de reconocida trayectoria política e intelectual que lo apoyaron en sus comienzos. Brutos los dueños de importantes medios de comunicación social, escritos y audiovisuales, que pusieron esos medios a la orden para hacerle campaña electoral. Y brutos muchos empresarios, oligarcas y burgueses que pusieron sus capitales y demás recursos para ayudarlo a ganar esas elecciones.
Pero la bruteza no se quedó allí. Se fue bruto cuando se aceptó el referendo anticonstitucional para llamar a una constituyente. Brutos cundo se fue a votar para elegir a esa Asamblea Constituyente, con procedimientos violatorios a la representación proporcional de las minorías, el celebre kino. Brutos cuando se aceptó el tal congresillo y la eliminación del Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia y la teoría de la "supraconstitucionalidad". Brutos cuando se aceptó una nueva constitución con el favor de menos del 30 % del electorado nacional. Y seguimos de brutos cuando se aceptó ir a un proceso electoral de relegitimación, con un candidato que era un caballo de Troya, el comandante Pancho y luego se aceptó el año de ñapa para el presidente.
Brutalidades como sorgo se cometieron durante los años 2001 y 2002. Aceptar eso de las firmas planas y luego la tal reparación de las firmas fue un acto de bruteza total. Y brutos fuimos cundo se aceptó que se eligiera un CNE oficialista para luego ser brutos al aceptar que se moviera la fecha del referendo revocatorio hasta que el teniente coronel lograra remontar las encuestas. Brutazos fuimos al aceptar las maquinas y a INDRA y posteriormente a Smarmatic. Y más que brutos tarados cuando se aceptó que el referendo se convirtiera en plebiscito y habiéndolo revocado de acuerdo a la constitución siguiera en palacio. Y después vino la brutalidad mayor, el 12 de abril, cuando después que el pueblo tuvo un día inteligente, el 11 de abril, e hizo renunciar al ilegítimo, unos más brutos todavía permitieron que regresara el renunciante. Luego las brutalidades de los petroleros, de los paros y las guarimbas que al final no concretaron nada y solo le dieron mas poder al teniente coronel felón. Y brutos fuimos cuando se eligió la actual Asamblea Nacional, no por votar o no votar, sino por no activar lo que alguien llamó el plan B, que todavía no sabemos cual era. Y volvimos a ser brutazos cuando fuimos a un proceso electoral, con el maracucho, pero aceptando el mismo CNE rojo, rojito, el mismo RE, las mismas máquinas, las capta-huellas, el mismo plan República, las mismas reglas tramposas y la más grosera y vulgar intromisión de todos los poderes y entes públicos en el proceso electoral que de antemano predecía el resultado de las elecciones y la peor torpeza el haber salido a aceptar la derrota y de paso felicitar al CNE vendido, muchos antes de lo que aconsejaría una mediana inteligencia electoral. Y da la impresión que podamos seguir siendo brutos aceptando entrar en el juego de la discusión de la reforma constitucional propuesta por el teniente coronel que no es otra cosa que una nueva constitución, adaptada a sus caprichos y donde se pretende establecer, sin disimulo alguno, un país socialista, es decir comunista, con todos los poderes para un solo hombre y de paso permanente, vitalicio y a lo mejor hasta hereditario. Bueno, para no ser tan pesimistas, debemos señalar que por allí andan unos jóvenes estudiantes y algunos dirigentes políticos dándonos algunas luces de inteligencia en cómo proceder en esta oportunidad. Esperemos que el resto de los partidos, organizaciones y dirigentes pongan el bruto a un lado y el pueblo, ese bravo pueblo, soberano, de tanta luchas y actos heroicos regrese a su proverbial inteligencia y le diga al teniente coronel, hasta aquí nos trajo el río: "somos brutos pero no bolsas".
iolaizola@cantv.net
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