Chávez y el Caracazo

Chávez y el Caracazo que está por venir Gustavo Azócar Alcalá Chávez lo sabe. Fidel Castro también. La Sala Situacional que funciona en Miraflores (integrada por cubanos del G-2 y algunos asesores internacionales) ya se lo dijo: Se avecina un Caracazo similar al de febrero de 1989. Los informes que llegan todos los días al palacio de Misia Jacinta no son nada halagadores. Por el contrario, son extremadamente preocupantes para un gobierno que se jacta de tener un apoyo popular importante. Los informes de inteligencia dicen la verdad: Hay malestar, hay descontento, hay rabia, sobre todo en los sectores más humildes, en los sectores más necesitados, es decir, en los barrios que hace nueve años apoyaron a Chávez. ¿La razón? Más que obvia: En los barrios es donde más se siente la inseguridad que está matando diariamente a decenas de venezolanos. Es en los barrios donde más se siente la escasez de productos básicos como la leche, el azúcar, la harina precocida, el arroz y los huevos. La Sala Situacional ha contabilizado cerca de 280 protestas de calle en las últimas seis semanas. ¿Las razones? Inseguridad, falta de agua potable, pésimo servicio de energía eléctrica, calles en mal estado, hospitales inservibles, casas prometidas y no entregadas... y pare usted de contar. El G-2 cubano informó a Chávez algo extremadamente preocupante para el comandante: Las protestas que se presentan todos los días en las calles no son organizadas por la oposición. Son manifestaciones espontáneas, lideradas por gente de la propia comunidad y en algunos casos, por dirigentes que dicen estar con el proceso revolucionario. En pocas palabras, la gente le ha salido respondona al líder máximo. Frente a tal situación, ¿qué hará el comandante? Lo primero: Armarse hasta los dientes. Chávez compró 100 mil fusiles AK-47, helicópteros rusos, fusiles de largo alcance con mira telescópica infrarroja y acaba de anunciar la construcción de una fábrica de fusiles en Venezuela. En segundo lugar: Huir hacia adelante. Chávez amenaza a la oposición, anuncia otra vez una invasión y promete cien Vietnam. En tercer lugar: Prepararse para un Caracazo. El Presidente ordena eliminar el debido proceso y el derecho a la información del artículo 337, abonando el terreno para cuando el pueblo se tire a la calle a protestar contra el fraude constitucional que se concretará el próximo 2 de diciembre. Chávez cree, ingenuamente, que con fusiles, tanques, bombas, ametralladoras y un millón de reservistas puede impedir lo inevitable: Que el pueblo se lance a la calle a buscar lo que le prometieron y no le dieron: Bienestar, seguridad, tranquilidad, comida, paz, trabajo. Se nota que Chávez no conoce a Venezuela. CONFIDENCIALES *** El cambio de hora está paralizado hasta nuevo aviso . Aunque resulte increíble, el cambio del huso horario venezolano, anunciado con bombos y platillos por el jefe de Estado, está en veremos. Después del ridículo que hizo en Aló, Presidente por culpa de su hermano Adán (quien no tenía ni idea de cómo explicar la cosa) Chávez decidió dejar el asunto para el 1 de enero de 2008, si acaso. Le habían dicho que la cosa era papaya, y el Presidente se dio cuenta que ni sus ministros tienen idea de cómo es el asunto. Amanecerá y veremos. *** Uniformes en PDVSA: Rafael Ramírez y los demás miembros de la Junta Directiva de la petrolera quieren uniformar a los empleados. Ya no solamente será la obligación de ponerse una franela roja los viernes en la tarde (si se aprueba la nueva jornada laboral será los viernes en la mañana) sino que están pensando en la posibilidad de colocarle uniformes verde olvida, parecidos a los de la reserva, a todo el personal administrativo. La decisión sólo espera el visto bueno de Hugo Chávez para hacerse efectiva. *** Caradura: Chávez pidió incorporar en la nueva Constitución la prohibición de que organismos o instituciones extranjeras puedan financiar a grupos políticos y organizaciones no gubernamentales en Venezuela. Pero en la campaña electoral de 1998 un poderoso grupo español, dueño de un banco que tiene oficinas en casi todo el mundo, le regaló al hoy Presidente más de seis millones de dólares para su campaña electoral. Y hoy día, es Chávez quien financia a decenas de candidatos en otros países. ¡Que viva la doble moral revolucionaria!