http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=15497 29 de julio de 2007 Jorge Quiroga, Ex presidente de Bolivia. Discurso pronunciado en el marco del IV Foro Atlántico: "Un Diálogo por la Democracia y la Libertad en América y Europa" que tuvo lugar el pasado miércoles 4 de Julio en Casa de América, Madrid, organizado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) que preside Mario Vargas Llosa y por la Fundación Iberoamérica Europa (FIE), cuyo presidencia ostenta, el español, Pablo Izquierdo Juárez. El "Proyecto Tarzán-Chavista" en América Latina Entender lo que está pasando hoy en América Latina, incluyendo mi país Bolivia, exige fijar la vista en cuatro cosas. En la economía; en la política y el fenómeno "Tarzán", que tiene su origen en el señor Hugo Chávez; en los desafíos que tenemos como país, como región; y, finalmente, en cómo podemos luchar por la democracia y por la libertad en América Latina. En los últimos diez años, en la economía de América Latina ha pasado algo peculiar. Primero pasamos por la "media década perdida 1998-2003", así llamada por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Es decir, con la devaluación asiática llegó la devaluación brasileña de 1999, el colapso argentino del 2001, la devaluación brasileña del 2002, la implosión venezolana y uruguaya. Fue media década tremendamente difícil para la región. Y de la "media década perdida" llegamos a lo que hoy tenemos. Si la media década perdida ocurrió desde 1998 a 2003, de 2003 hasta la actualidad nos encontramos con el mejor período económico para América Latina: una inversión extranjera directa en la región de 70.000 millones de dólares, remesas de 60.000 millones de dólares y todos los países en América Latina exportando el triple que hace cuatro años (todas ci-fras anuales). Ustedes se preguntarán: "¿En Bolivia hay inversión?" Ciertamente es menor, pero se compensa con las divisas que genera la droga, cuya producción está en una escala ascendente. En cuanto a exportaciones, hemos pasado de 1.200 millones de dólares por año a 4.000 millones el año 2006. Esto, lamentablemente, lleva a la autocomplacencia regional, porque muchas veces nos conformamos con competir con nuestro pasado en lugar de con China o India. Y mucho me temo que si no nos percatamos de que este momento se debe aprovechar para hacer reformas institucionales y avanzar en el campo tecnológico, podemos acabar en un mundo donde toda la tecnología y el softwarese harán en India, las manufacturas en China, y América Latina quedaría sólo como fuente de materias primas. En cuanto a las tendencias políticas de América Latina, yo las dividiría en tres segmentos: de los 50 a los 80, se caracte-rizaron por la práctica generalizada del totalitarismo político y del estatismo económico con un fuerte componente militar; de los 80 a los 90, la apertura económica, el libre mercado y una mayor democratización (lo que Fukuyama denominaba el "Fin de la Historia"); y, finalmente, con el inicio del siglo XXI llega una nueva época. ¿Cuál es ésta? ¿El retorno de la Historia? ¿El retorno del populismo o la izquierda? Yo la llamo "la era Tarzán". Déjenme que se lo explique: en las películas que yo veía de niño, Tarzán le decía a la dama: "Tú Jane, yo Tarzán". Hoy, políticamente hablando, en muchos de nuestros países se puede escuchar: "Tú pobre, porque él neo-liberal, imperialista, corrupto y de partido; yo, Tarzán, venir a salvarte". Y por más simple que parezca, es eficaz. Esto es lo que está sucediendo en América Latina. Muchas veces nos guiamos por definiciones y estereotipos artificiales o utópicos. Pero Carlos Fuentes, al ser preguntado sobre si Chávez era un icono moderno de izquierda, contestó: "No, es un Mussolini tropical". También se utiliza otro apelativo, el de "populistas", que es benévolo y no capta la esencia de lo que está ocurriendo. Si algo hemos aprendido de América Latina es que hay tres maneras de cumplir las promesas electorales: Una inviable, pagando con dinero que uno no tiene: imprimiendo billetes, generando inflación, endeudándose y quebrando el país.Hay otro método viable caracterizado por generar un crecimiento equitativo, desarrollando una agenda pública que beneficie a los ciudadanos, planificando a largo plazo y privilegiando aspectos como la educación y el fortalecimiento de las instituciones. Y, por último, la tercera forma de hacer las cosas es la triste historia de América Latina: el control cambiante de la producción y de los servicios. Si hay algo que todos admiramos de España es que, con la activa y determinante participación del PP, se haya logrado que el debate económico -y el debate sobre el control de los medios de producción y servicios- se produzca como si circuláramos por una carretera relativamente angosta, de forma tal que, más allá de quién gobierna, los movimientos siempre le llevan a uno hacia delante con mayor o menor velocidad. Ése es el meollo de lo que estamos viviendo. Así, el señor Chávez se mueve con su fábrica de petróleo con precio ascendente y el discurso de control de los medios de producción. Para entender cómo funciona en nuestra región este "Proyecto Tarzán" hay que entender quién es su líder, con quiénes trabaja, qué consignas maneja. También hay que entender cómo se organiza cuando está fuera del Gobierno, cómo funciona en campaña, cómo trabaja cuando llega al Gobierno y cómo organiza la coordinación regional. Porque lo peor que podemos hacer es minimizar al adversario, verlo sólo como un Cantinflas, o como un payaso. A quien lidera este proyecto, el señor Chávez, es fácil decirle que es un payaso o cometer el error de los norteamericanos de decir que "no escuchemos lo que dice, veamos lo que hace". No, de Ronaldinho puede interesarnos lo que hace y no lo que dice. Pero conviene escuchar lo que dicen los políticos. Un político acaba siendo rehén de sus palabras. Es demasiado ingenuo pensar que detrás de cada insulto sólo hay un error descomunal. No, Chávez no es un bufón, es extremadamente inteligente, tiene memoria fotográfica, amplio financiamiento con su petróleo, es vengativo y es extremadamente comunicativo. En abril de 2002 en Caracas el enfrentamiento en las calles fue violento. Chávez tomó el control de las Fuerzas Armadas, que paradójicamente eran las más institucionalizadas que había en toda América Latina. Cuando en América Latina los Gobiernos eran uniformados, en Venezuela sus líderes eran civiles con traje y corbata. Eso fue en abril de 2002. En enero de 2003 toma PDVSA (Petróleo de Venezuela Sociedad Anónima), realizando la privatización más grande de la Historia de América Latina: una empresa petrolera, muy potente y corporativa de un país, se vuelve de una persona. ¿Quién, como gobernante, no quisiera además tener 166 de 167 parlamentarios? Los que, por si fuera poco, le conceden la ley habilitante para que gobierne por decreto un año y medio. Mucha gente dice: "Lo que hace no es sostenible". Evidentemente no lo es. Si me preguntan si de aquí a veinte años esto va a seguir les respondería que no, y añadiría que esto va a terminar muy mal. El problema es que Chávez cada vez nos sube a más pasajeros a su avión, que tiene mucho combustible. Y otra vez la triste historia de América Latina, en vez de una agenda de libertad y desarrollo, es montarse en un avión para estrellarse y tener que recomponerlo todo de nuevo. ¿Con quiénes trabaja Chávez? Se ha vuelto pragmático, es flexible, evoluciona. Antes tenía militares golpistas, ahora le sirven líderes cocaleros indígenas en Bolivia, doctores de Economía en Ecuador, símbolos de los 80 en Nicaragua, un cura en Paraguay... Es absolutamente pragmático en la toma del poder. Ha pasado de dar apoyo lejano a control cercano. No manda unos cuantos caramelos para que le vaya bien, sino que maneja el equipo de campaña y adecua el discurso. En mí país usó el indigenismo con una fuerza impresionante y con una gran capacidad de comunicación externa. Cómo será de efectivo que un reportero del The Economist preguntó: "¿Pero Bolivia era realmente Sudáfrica hasta que llegó Evo Morales?" porque confunden derechos civiles (Bolivia tenía sufragio universal 10 años antes que Alabama en EE.UU.) con oportunidades económicas. En Bolivia hay pobreza. Se la puede combatir con educación, con instituciones consolidadas a largo plazo y con más recursos en las comunidades indígenas. O se puede utilizar la fórmula de echar la culpa a otro. Manejan muy bien las consignas. El método y sistema de Chávez es muy parecido al de captación de masas usado en Europa en la primera mitad del siglo XX: la simplificación reiterativa para usar consignas contra adversarios. Se presentan como el pueblo contra las elites, como lo nacional contra el imperio, como Fidel contra Bush, como pobres contra oligarcas, como socialistas contra neo-liberales, como nativos contra extranjeros, como el Estado contra la Globalización. Las relaciones diplomáticas de Venezuela son cualquier cosa excepto respetuosas con la Convención de Viena. Ha superado con creces los métodos insurgentes que practicó el Che Guevara en los 60, fomentando la convulsión urbana (en lugar de foquismo rural) financiando movimientos sociales que manejan consignas simples -por ejemplo: "no al TLC" (Tratado de Libre Comercio)-. Estos movimientos se financian con "petrodólares", y se suplementan con "narcodólares". El papel de respaldo que antes cumplía la KGB, hoy lo cumplen las ONG. Encontramos ONG europeas, muy eficaces, que financian y apoyan movilizaciones en diferentes lugares para que se expulse a empresas del país de esas mismas ONG. Moisés Naím resume esto con el término ONGOGS (Organizaciones No-Gubernamentales Organizadas por Gobiernos). Chávez tiene el mejor equipo de campaña y comunicación en América Latina. Vende odio y venganza. En Bolivia lanzó el eslogan: "Si gana Quiroga, en enero guerra civil. O entramos a las buenas en enero o a las malas en julio". Y el "síndrome de Estocolmo" como estrategia electoral, después de tres años caóticos y tres presidentes derrumbados, sí funciona. Funciona tan bien que parientes míos iban a misa a pedir que, por amor de Dios, me salve y NO gane la elección. Imaginen la efectividad del mensaje si hasta los parientes lo aceptan. En Nicaragua, Daniel Ortega firma en campaña electoral una ley a favor de penalizar el aborto. Así se congracia con su acérrima adversaria: la Iglesia Católica. Todo les sirve para llegar al poder, y tomarlo. Con un añadido: el poder de la chequera de Chávez es tal que concentra el voto desde el centro hasta la izquierda. Después, cuando ya han tomado el poder y se instalan en el Gobierno, intentan ser leninistas en lo político y marxistas en lo económico. ¿Cómo? En lo político neutralizan el Congreso, desmantelan instituciones, amedrentan a los medios de comunicación -y eso cuando no los cierran-, acorralan a la Iglesia, someten al Ejército, montan sistemas de control electoral... En Venezuela, por ejemplo, el voto ya no es secreto. No es cierto que uno ponga el dedo y su identidad esté protegida. La Asamblea Constituyente se ha convertido en un mecanismo para licuar el orden constituido y las instituciones. Además, es un proyecto dinámico, porque lo que aprenden en una filial regional lo aplican en otra. En lo económico, su actuación no es estatista sino marxista. En Bolivia le dicen al Gobierno que nacionalice una aerolínea y contesta: "No, ésa no que pierde plata; pero una de comunicación sí, que gana mucho". Es la captura del excedente. El chavismo utiliza al "contemporizador ingenuo" del que hablaba Theodore Roosevelt. Ése que piensa que, cuando venga el cocodrilo, mejor que se coma a fulano, o a mengano, pues así cuando llegue acá ya estará lleno. Pero eso no es verdad porque elcocodrilo come todos los días y no se llena nunca. En la esfera regional, el señor Chávez tiene la multinacional política más grande de la Historia de América Latina. Tiene filiales propias: Bolivia, Ecuador, Nicaragua. Tiene franquicias, como Haití. Tiene joint ventures,como Argentina. Tiene lazos extra-regionales con el mundo islámico, Europa y Asia. Tiene países objetivo: va a por Guatemala y a por Paraguay. Las joyas de la corona que quiere ganar a medio plazo son El Salvador en Centroamérica, y Colombia en Sudamérica. Como consuelo, se podrá decir que es imposible que gane en Brasil, aunque en México estuvo muy cerca. Chávez no necesita ocupar países grandes, lo que pretende es neutralizarlos. Es el dueño de varios de sus movimientos radicales. Por ejemplo, cuando el Senado brasileño sacó una resolución condenando el cierre de RCTV (Radio Cadena de Televisión Venezolana), a las 24 horas el Movimiento sin Tierra de Brasil ya estaba protestando contra el Senado. Habría que preguntarse para quién trabajan los Sin Tierra brasileros y qué tiene que ver su movimiento con RCTV. Pasando a Bolivia, veamos cómo ha venido funcionando el chavismo en mi país. El líder indígena en Bolivia no era Evo Morales, que es un líder sindical que no revindicaba el indigenismo duro. El indigenismo radical era el que representaba Felipe Quispe, a quien inicialmente apoyaba Chávez. Pero cuando Hugo Chávez intuye que era más prometedor Morales, abandona a Quispe. La droga en Bolivia es un problema muy grave. En Bolivia, en los 80 y en los 90, éramos campeón o subcampeón mundial de producción de cocaína. Con un gran esfuerzo nacional, y un gran apoyo de los amigos de Bolivia como el presidente José María Aznar, de 1998 a 2003 redujimos más del 80% de la producción de cocaína: de 250 toneladas bajamos a unas 40 toneladas por año. Pero, lamentablemente, en un año o dos volveremos a cifras de campeonato, porque ahora se fomenta la producción ilegal de coca destinada a la cocaína. Sorprendentemente, el único neoliberalismo real y completo que se practica en mi país es el cultivo ilegal de coca destinada a la droga: no hay impuestos, no hay regulación... Ése sí que es el paradigma del neoliberalismo total. Las inversiones externas en mí país se han reducido. Y según la doctrina chavista que impera ahora, hay que denunciar los tratados bilaterales de inversiones y abandonar las instituciones de arbitraje del Banco Mundial porque "son títeres del imperio". Y esto ocurre cuando nos encontramos en el mejor momento económico del país, con la mejor coyuntura que se ha tenido en la historia por precios y por volumen en la exportación de materias primas. La lucha en América Latina a principios de este siglo XXI no es entre la izquierda y la derecha, sino entre el radicalismo totalitario, impulsado por Chávez, y la libertad democrática. Así de básico y de esencial: radicalismo totalitario contra la libertad democrática. La disyuntiva de nuestro hemisferio es "petrotiranía" contra libertad con soberanía; autocracia contra democracia; el radicalismo que nos lleva al pasado la modernidad que nos integra al futuro. En Bolivia existe un añadido. Queremos cambio sin odio y nos imponen odio sin cambio. No olviden nunca que en 1992 Chávez salió en televisión con la boina roja e hizo el mejor discurso de la política contemporánea de América Latina. Entonces le pidieron que diera por fracasado el golpe y no lo hizo. Dijo que el proyecto no había triunfado... "POR AHORA". Él nunca está derrotado y sabe cuándo dar un paso al costado. Chávez ya tiene a sus militares saludando: "Socialismo o muerte". La experiencia demuestra que está hablando de la muerte ajena y jamás de la propia. Y en esa lucha hay que entender que siempre habrá riesgos. Estoy convencido de que es mejor tener una América Latina con hijos que tengan patria sin padres, a una región con hijos que tengan padres sin patria. Y de esa envergadura es el desafío al que nos enfrentamos. "¿Con quiénes trabaja Chávez? Se he vuelto pragmático, es flexible, evoluciona. Antes tenía militares golpistas, ahora le sirven líderes cocaleros indígenas en Bolivia, doctores de Economía en Ecuador, símbolos de los 80 en Nicaragua, un cura en Paraguay..." Hace unos años, cuando el presidente José María Aznar vino a La Paz, me preguntó: "¿Qué ganas subiendo la montaña allá a los 6.500 metros?" Yo le contesté: "Bueno, en La Paz vivimos en una hoyada o hueco entre la cordillera Oriental y la Occidental, y por la presencia del imponente Illimani no vemos nunca el amanecer, si uno quiere verlo tiene que subir a la cima". Subiendo la montaña se aprenden algunas cosas: hay que conocer el terreno y combatir las adversidades; y para llegar a la cima hace falta una cuerda para que todo el equipo camine junto, porque uno sólo no es capaz de alcanzarla. Hoy, en América Latina nuestro objetivo debe ser crear en toda la región la conciencia de que superar la amenaza de la noche del totalitarismo radical y ver el alba eterna de la libertad democrática requiere que todos los demócratas trabajemos juntos hasta alcanzar la cima. |
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