Luis A. Pacheco: ¿EXXON versus PDVSA?
La disputa judicial que ocupa los titulares tanto impresos como televisivos y radiales, entre la estatal petrolera y la compañía más grande del mundo, tiene todos los componentes para convertirse en un "best seller" para todo público: buenos protagonistas y un libreto que apela a los sentimientos de la audiencia.
Los protagonistas son arquetipos. Por un lado EXXON, una compañía petrolera americana (o debiéramos decir globalizada) fácilmente representable como la "Cara Inaceptable del capitalismo, cómo alguna vez dijo el Primer Ministro Inglés Edward Heath del empresario minero Tiny Rowlands. Por el otro lado PDVSA, la compañía petrolera estatal venezolana, que se ha dado en calificarse a si misma como la vanguardia del socialismo del siglo XXI y estandarte de la revolución "roja rojita".
Claro está, en circunstancias normales esto no pasaría de ser más que una querella judicial entre dos compañías que rompen un contrato y que buscan extraer el mayor valor económico posible a ese rompimiento. Un acontecimiento banal y hasta aburrido.
Pero el "Angel de la Historia", como dice el escritor Juan Gabriel Vásquez en su novela La Verdadera Historia de Costaguana, hecha por tierra nuestras pretensiones de alejamiento y estudiada apatía hacia este suceso.
A la vista de la izada de la bandera y los primeros acordes del himno, se nubla la mente de cualquier observador en un delirio patriotero y se hace casi imposible mirar a este episodio con objetividad sin ser acusado de "Traidor a la Patria". Se espera de nosotros solidaridad ciega e inmediata.
EXXON es casi una caricatura del villano extranjero que reside en el inconsciente nacional, producto de nuestras creencias atávicas sobre el petróleo. EXXON representa todos los arquetipos de nuestra historia petrolera. EXXON es Casas Muertas, Oficina No1, MENE…es en definitiva Mr. Danger, aunque los actuales administradores de PDVSA ciertamente estan muy lejos de encajar en el rol de Santos Luzardo.
La cruzada a la que se nos convoca al compás del Gloria al Bravo Pueblo, no es para defender los derechos de los niños sin techo o a las madres jefes de hogar que no consiguen un empleo digno, ni siquiera para defender los intereses de la Nación Venezolana. No, el clarín suena es para que salgamos a defender la particular visión de los burócratas, que en las alturas del Pent-House de PDVSA en la Campiña, toman decisiones comerciales sin mucho criterio, ignorante o indiferente de sus consecuencias. En vez de resguardar los intereses comerciales de la empresa estatal en el escenario civilizado de las cortes, se nos convoca a una falsa epopeya.
Pero hete aquí que afortunadamente no tenemos que enfrentar la disyuntiva de tomar partido entre estos dos gladiadores. Cómo en mucha de nuestra historia, esta no es una pelea entre el imperialismo y un estado minusválido, tal como se nos quiere hacer ver. Se ha hecho evidente al pasar de los días, que en realidad este sainete está siendo usado para esconder entre otras cosas un ajuste de cuentas entre venezolanos. O mejor dicho un ajuste de cuentas en retroactivo del actual gobierno a aquellos que se atrevieron a llevar adelante lo que se conoce cómo la Apertura Petrolera.
El amplio debate que sobre los argumentos estratégicos, empresariales, y constitucionales se tuvo en la década de los noventa, y que condujo al consenso nacional que llevó a la Apertura Petrolera, nunca fue aceptado por los que entonces se opusieron a ella, y que hoy detentan el poder.
No hay más que ver el discurso de los portavoces de PDVSA, obviando su responsabilidad en el entuerto que nos ocupa, y desviando la atención hacia lo que perciben cómo sus enemigos atávicos, para entender que más allá de las circunstancia particular del litigio con EXXON, se aprovecha la oportunidad para extraer venganza y tratar de aniquilar políticamente a aquellos que disienten o que han representado una visión diferente, aunque sea en retroactivo. Como si devolver el carrete de la historia sirviera para algo mas que satisfacer un infantil: Teníamos razón!
La Apertura Petrolera fue una criatura de su tiempo y espacio. Imperfecta como toda acción humana, pero sin duda exitosa en lograr sus objetivos de desarrollar recursos, atraer inversiones y sobretodo hacer del Desarrollo de los recursos de la Faja del Orinoco un posibilidad cierta. Certidumbre de la que hoy se vanagloria con desfachatez la actual administración. Es ese éxito pasado el que es inaguantable para los que hoy administran la Industria.
Es ese contraste entre el ayer y el hoy, el que se levanta como un reclamo de la Nación al presente, y es el que hace necesario que "nueva PDVSA" construya ejércitos invasores imaginarios, llámense EXXON o cualquier otro nombre. Es esa asimétrica comparación lo que hace que salgan de los mausoleos de la historia los sempiternos enemigos políticos de la industria petrolera a repetir el desgastado discurso de la planta insolente del extranjero. Paradójicamente hoy en día hay más compañías extranjeras operando en la industria petrolera en Venezuela que las que nunca hubo en los 100 años previos, quizás la herencia mas visible del éxito y de la relevancia de la Apertura Petrolera.
Cuando este episodio haya concluido, cómo debe ocurrir, y hayamos cuantificados los costos económicos y de políticos del dogmatismo que nos condujo a este innecesario enfrentamiento, EXXON se irá a casa resarcida en mayor o menor grado, a un costo intangible que solo verán en el largo plazo, y PDVSA nos deberá explicaciones de porque el conflicto se le salió de las manos.
Venezuela por otro lado seguirá teniendo por delante el reto de redescubrir la confianza en sus capacidades y el espíritu innovador y emprendedor que condujo a la Apertura Petrolera, con todo y sus lunares. Seguiremos necesitando buscar consensos alrededor del negro líquido, si es que no queremos seguir dilapidando la oportunidad que el petróleo nos sigue brindando.
Como venezolanos debemos esperar un pronto acuerdo entre las partes, aunque sea con un "pañuelo en la nariz". En este "best seller" no habrá vencedores, ni final feliz.
--
Luis A. Pacheco